Buenos días:
Desde que publiqué un artículo sobre la suerte, he estado apuntando los acontecimientos afortunados que me han sucedido. Han sido tantos que necesito dos entradas, porque si no, esta adquiriría la categoría de «novela corta». Al final, puedes leer las conclusiones.
Suerte Acto 1º. 26 de septiembre: Buscaba este mes una oficina compartida en Barakaldo cuando, de vuelta de ver una, nos filmó el coche de Google Maps. Me hizo muchísima ilusión, porque además tenía a mi hijo cogido en el costado izquierdo, justo el que miraba a la calzada. (Todavía no está actualizado y no salimos, que lo he comprobado antes de escribir).
Suerte Acto 2º: 26 de septiembre: finalmente, llego a un acuerdo para los sábados en un centro de Psicología, que está a una manzana de mi casa. Era la primera vez que compartían además.
Precisamente buscaba algo en la ciudad en la que vivo, para no pasar el sábado demasiado tiempo lejos del bebé, que todavía es muy pequeño. El hecho de que además esté a dos minutos y se estrenen conmigo es triple dosis de fortuna.
Suerte Acto 4ª: Estaba yo pendiente de una prueba médica, una resonancia magnética, que tuve que posponer por el embarazo. Al volver a pedir cita a mi ginecóloga, el 16 de septiembre, me dijeron que tuviera paciencia, porque tardaban varios meses en llamar (en algunas pruebas de Osakidetza o Salud Pública Vasca son como el Equipo A: ellos se ponen en contacto contigo). Milagrosamente, en unos días me llamaron y finalmente la realizaron el 2 de octubre.
Suerte Acto 5º: 30 de septiembre. Voy a la biblioteca de Bidebarrieta, en el Casco Viejo de Bilbao, a devolver unos libros. Es un edificio histórico precioso, aunque plagado de escaleras. Para entrar, de hecho, hay unas muy empinadas. Llegué, le pedí a un chico que si era tan amable de ayudarme a subir el carrito del niño, y se ofrecieron dos. En la ventanilla de devolución de la planta de acceso hay un cartel desde que la conozco que pone algo así como: «los ejemplares del 2º piso deben devolverse allí, salvo personas de movilidad reducida que pueden utilizar este mostrador«. Deduje que no había manera de subir, salvo que pidiera un nuevo favor; aún así pregunté si podía acceder con el bebé, ¡y me dijeron que tenían un ascensor interno! Les di las gracias efusivamente: pensaba que no iba a poder volver a subir a esa planta con el niño.
A la hora de bajar, uno de los dos chicos que se había ofrecido a ayudarme (el que llegó segundo) nos vio y salvamos juntos las escaleras hasta la calle.
Suerte Acto 6º: 1 de octubre. Lo confieso: me paso el día de biblioteca en biblioteca. Esta vez tocaba devolver unos libros en la de Barakaldo (sí, leo varios libros a la vez y tengo cuatro carnets con diferentes nombres. No me miréis así: si pudiera coger el número de ejemplares que deseo no habría buscado esta alternativa.). Los entregaba con tres semanas de retraso, pero me dejaron aprovisionarme de nuevo (no me había pasado nunca con tanta demora) y volví a dar un salto de alegría. De hecho, he descubierto a Murakami en esta hornada, dentro de la mesa de novedades. Doble ración de suerte.
5 primeras conclusiones sobre la suerte
1. La suerte es una cuestión de actitud.
2. Si quieres tener suerte, sal de tu zona de comodidad y muévete.
3. En otras ocasiones, decimos que alguien tiene suerte porque sólo vemos el final del proceso.
¿Quieres tener suerte? Planifica adónde quieres llegar, haz un plan de acción, unos objetivos, y cúmplelos. El mundo se moverá a la vez.
4. No des nada por sentado: pregunta para que se abran puertas.
5. Somos las personas las que generamos la fortuna por contacto:
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Un abrazo:
Virginia Castanedo
Creatividad, Arteterapia y Educación emocional
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