Buenos días:
Hoy hablaré sobre la disciplina, poniéndome a mí misma de conejillo de Indias y con los habituales «pasos para lograrlo». Sin dibujo, lo siento: demasiados días sin publicar como para retrasarlo más.
Este post partió de un comentario de la bloguera Unodecadavez de hace dos entradas, lo de las tres semanas o 21 días para acostumbrarse a algo es más un mito, y la realidad se acerca a los 66 días. Escribiré sobre los resultados según pasen los días.
Vamos a probar con algo que además detesto, que necesito y a lo que no he conseguido hacerme, pese a que me considero muy disciplinada*… pero los ejercicios hipopresivos de momento me han ganado la batalla.
Son imprescindibles después del parto, si quieres volver a hacer deporte sin pérdidas de orina y otros efectos secundarios de por vida. Consisten en poner en tensión el cuerpo mientras contienes la respiración hasta 40 segundos, que es precisamente con lo que me angustio. Hasta ahora he ido a dos clases donde me enseñan a hacerlos, y he soportado una apnea de 27 segundos, si bien lo habitual son 15: insuficientes para que los ejercicios hagan efecto y yo pueda volver a entrenarme.
1. Analiza la situación real de partida.
¿Qué es necesario para llevar a cabo tu propósito? ¿Puedes encontrar las ventajas? ¿Cuáles son tus puntos débiles y tus puntos fuertes para lograrlo?
Puntos débiles: busco mis razones para olvidarme de empezar, porque sé que al final consigo lo que me propongo. En cambio, si nunca llego a comenzar…
Puntos fuertes: soy consciente de que necesito hacerlo como paso previo, y persevero en buscar la manera de realizarlos.
Ventajas: volver a estar en contacto con mi cuerpo, control de la respiración, aumento de la conciencia física… y sólo son diez minutos al día. Podré volver a mi vida normal, ganaré disciplina y salud.
2. Busca las razones por las que quieres lograr tu objetivo. También las trascendentes.
En este ejemplo: quiero tener regularidad en los ejercicios hipopresivos para poder volver a correr.
Trascendentes: quiero aprender a controlar mi respiración para conocer mejor a mi propio cuerpo, para conocer mis límites y para estar en paz.
3. Trata de amar aquello que ahora no te gusta.
Sácale jugo, toma conciencia de cada segundo, sumérgete también en las experiencias dolorosas o desagradables: si no, te estás perdiendo la mitad de tu existencia. Recuerda otras ocasiones en las que algo no te gustó en un principio y ha acabado siendo parte de tu vida, como pueden ser el pescado, conducir, dar el primer paso para conocer a alguien, algún idioma…
Y si realmente no consigues amarlo, no pasa nada. Basta con pasar por la experiencia.
4. Jalona tus logros con recompensas que no vayan en contra de lo conseguido. Utiliza la mentalización positiva.
Es decir: si has adelgazado un kilo, no te des un atracón. Y repítete hasta la saciedad, de manera constante, frases positivas de refuerzo. No es lo mismo dejar de fumar que empezar a comer una fruta al día, lo primero requiere cierta dosis de heroísmo.
5. Revisa tus objetivos a corto, medio y largo plazo y ponte metas realistas.
Es mejor que te marques un objetivo inferior como baremo mínimo… siempre puedes hacer más que ese compromiso.
6. Dibújate o haz un montaje fotográfico tan y como serías tras conseguir tu objetivo y ponlo en un lugar visible.
7. Si te ayuda, hazlo público.
Suerte y coraje.
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Próximas entradas: la parte positiva de la ira, alguna técnica creativa, y más cosas que vayan surgiendo.
Un abrazo:
Virginia Castanedo
Creatividad, Arteterapia y Educación emocional
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