Buenos días:


Como decíamos en la entrada anterior, en ocasiones pasamos por etapas en las que tenemos un empleo alienante, por debajo de nuestras capacidades, aburrido, infame… 


También es parte de un proceso vital necesario y universal, desarrollado en muchos cuentos : cuando el protagonista sale al mundo, en ocasiones desempeña trabajo de baja cualificación, como la joven Vasalissa, que se ve obligada a hacer de criada de Baba Yaga en la obra de referencia escrita por Clarissa Pinkola Estés  «Mujeres que corren con los lobos».

Poco a poco, y si no te motivas de manera constante, la apatía se adueña de tu actitud, y corres el riesgo de instalarte cada vez más en el «no merece la pena«. Con esto cierras tu propio círculo: tengo tan poca motivación que no busco salida a esta situación, con lo que la prolongo y enquisto. Conviertes en realidad tus creencias negativas. De ti depende invertir el proceso.

 
La realidad es que se pasan muchas horas en el trabajo, y si las dedicas al desgaste mental, a maldecir y a desesperarte, vas a agotar tus energías en hacerte daño. Aprender a utilizar tus recursos en estar mejor en tu puesto de trabajo es tan necesario como respirar. Si a la vez vas creando posibilidades de cambiar de empleo a uno más acorde a tu talento, como veremos en próximas entradas, tu vida va a ser mucho más plena.
 
Puedes analizar tu manera de pensar en esta entrada del blog.
 
Empieza por utilizar la creatividad para sacar ideas de cómo puedes mejorar en tu trabajo, hasta realizarlo lo mejor posible, hasta que te conviertas en una canción armónica con tu actividad. Para ello:
 

1. Presta atención a cómo te sientes, a cómo estás; sin juzgar. Utiliza la respiración profunda para relajarte, tratando de llenar los pulmones del todo (comprueba que la tripa también se hincha), y expulsa suavemente el aire que has tomado. Aprende a estar aquí y ahora en todo momento, incluidos los de emociones desagradables.

 
La respiración del estrés es superficial, sólo abarcas una mínima cantidad de aire, en la parte superior de los pulmones, lo mismo que cuando tienes que prepararte para un peligro y necesitas una respuesta corporal enérgica. ¿Qué sucede si no vas a correr ni a atacar? Que tu cuerpo interpreta que está siempre en peligro, y la ansiedad se queda contigo. 
 
Rompe el círculo y respira meditando, conscientemente. Puedes hacerlo sea cual sea tu trabajo, durante todo el tiempo que estés allí.
 
2. Bendice a todos los seres y objetos que te rodean, agradece que estén ahí. Mira todo con ojos nuevos, como el día que empezaste. Simplemente como higiene mental.
 

3. Lleva a tu oficina algo para hacer tu propio oasis: fotos de tu familia, una planta, un juguete, un amuleto… y míralo de vez en cuando.

 
Mira a los ojos a las personas con las que trabajas, busca debajo de su estado anímico el ser humano vulnerable. Recuerda que si tú estás quemado-a y si el ambiente es nocivo, también sus colegas estén malhumorados-as, tristes, etc. Cambia eso, sonríe, escucha de corazón, pregúntales por su vida fuera…
 
4. Prémiate todo lo que puedas con acciones que te nutran: da un paseo, coge la bici, vete a ver una película, apúntate a un curso de algo que te guste (mejor, a algo que ames), escucha música antes o después, 

5. Utiliza la creatividad en casa. Te propongo un ejercicio para ayudarte a reconciliarte con tu trabajo:

Busca la metáfora con la que defines la empresa en la que trabajas y tu puesto. Por ejemplo: «cárcel», «esclavo egipcio», «florero»… Y dibújate, haz un collage, una canción, un cuento.
Ahora, ¿puedes añadirle algo de humor?


Recuerda que no importa si el dibujo es correcto o bello; expresa tu interior y la imagen será sanadora. A fin de cuentas, sólo lo vas a ver tú si así lo deseas.


A continuación piensa en cómo te gustaría sentirte y estar, busca en tu pasado momentos en los que has sido feliz, recuérdalos. Y haz también un dibujo, un collage… lo que quieras. Puedes conseguir una imagen muy potente buscando una fotografía que se corresponda con lo que anhelas y colocar una foto tuya.
¿Qué te dice la representación que has hecho de ti?
 ¿Cómo puedes incorporar esos aspectos a tu momento actual? 

6. Traza a la vez un plan de acción para poder cambiar a un trabajo que te guste. Lo desarrollaré en una de las entradas próximas.



Si perseveras durante tres semanas, irás poco a poco incorporando a tu vida cambios positivos. ¿O prefieres seguir sin hacer nada?

 
Aquí os presento el que realicé hace un par de años, que he entintado y coloreado para la ocasión: en mi trabajo de comercial me sentía sucia y a la vez descolorida, y creía además que debía permanecer escondida, avergonzada. Cuando me planteé la solución, me di cuenta de que también era la figura del fondo del primer dibujo, y que era tan simple como enderezar mi espalda y tomar una actitud más decidida (a la vez que sacaba al mundo mis dibujos, escritos, etc.) En su momento me sirvió mucho. En realidad, también ahora es una imagen que me ayuda. 

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Un abrazo:

Virginia Castanedo

Creatividad, Arteterapia y Educación emocional 
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