Un collage de un paisaje imaginario que luego vi en Bayona (foto inferior), sustituido el humo por los árboles.

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Buenos días y bienhallada, bienhallado:

Hoy, si me permitís, voy al grano.

Como hagas las cosas es como vives. Si vas pasando de puntillas en el trabajo, porque no te interesa demasiado, cuando te encuentres haciendo algo que sí amas, habrás perdido la costumbre de disfrutar, de estar atenta.

Si tratas a tus compañero/as de trabajo o a las personas con las que te encuentras con indiferencia, ¿cómo vas a tratar a tus amigos/as o a tu pareja? Pues, de manera inconsciente, como tienes costumbre y tal y como te estás entrenando. No es indiferente nada de lo que hacemos, y mucho menos si es algo repetido, y en lo que estamos mucho tiempo.


Si no quieres que suene el despertador, si tu trayecto al trabajo es agobiante y aún así es lo mejor del día, si no aguantas tu empleo… estás llenando tu cuerpo emocional de sentimientos negativos, tales como (elige con los que estés más familiarizada): odio, rabia, desgana, impotencia, sensación de tiempo perdido, de que te gustaría estar en otra parte, inutilidad, desasosiego, dolores corporales como migrañas, espalda, extremidades, estómago, apatía, sensación de convertirte en piedra ante la mirada de la Medusa, sentirme Medusa cuando miras a las demás, infantilizadas, infravalorada, antipatía, rencor, envidia, brusquedad, burla, machacamiento, fealdad….

Y después de todo el día así… ¿quieres DESCONECTAR? 

Ah, este concepto contemporáneo que tanto repiten los medios de comunicación y que tanto daño hace… Los seres humanos no somos un aparato que podemos desenchufar de la corriente cuando nos convenga; salvo con la meditación, de la que hablaremos otro día. De hecho, mi intención inicial era esa.

¿Por qué considero negativo «desconectar»? Por el uso que se le está dando. Nos piden desde los medios de comunicación que seamos cada vez menos conscientes, que pongamos parches temporales para no buscar las causas profundas de nuestra insatisfacción.

Si «desconecto» de mi cuerpo, no escucharé el cansancio o la posible enfermedad, y lo solucionaré con pastillas. Nada de hacer deporte ni cuidar la alimentación.
Desconecto de mis emociones hasta llegar un punto en el que no estoy segura de lo que siento ni de lo que me gusta. Puedo sentirme triste y aceptarlo como lo que es y dejarme sentirlo y aprendo o me tomo un valium.

Y desconecto de mi mente para no pensar qué vida estoy viviendo, en qué sociedad. 

Si pierdo la costumbre de pensar, no me planteo las causas internas de mi insatisfacción y seguiré sobrevolando la vida. Cuando la vida nos pide cuentas, llegan las crisis, el castillo de naipes se derrumba y no tenemos ni idea de por qué, cuando llevamos años viviendo en contra de nuestro corazón.


Tratar de buscar siempre lo mejor de una, elegir ser protagonistas activas de nuestra vida, multiplicando la conciencia en cada momento y en cada acto. No hacer las cosas por cumplir, sino aportando algo valioso de mí. 

Tal vez el arte esté en eso, en buscar la forma de expresión que más nos toque, en el lujo, en añadir belleza. En hacer lo que nos toque buscando la excelencia.

El entusiasmo, la pasión, el amor, son contagiosos.

También lo son la desidia, el aburrimiento, la indiferencia.
Y tú, ¿cómo vives tus días?

 

Un abrazo. 

Virginia Castanedo

Creatividad, Arteterapia y Educación emocional 
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