Buenos días y bienhallada, bienhallado:
El verano pasado me mudé a Barakaldo, mi ciudad de nacimiento y, como bien dijo mi hermana Cristina, quien vive desde hace años en Inglaterra, «el punto de partida«. Me marché de casa al terminar la carrera, recorriendo parte de la península cuando trabajaba de restauradora de obras de arte. Practicaba un nuevo comienzo en cada pueblo o ciudad en la que nos instalábamos por unos meses, siempre nómadas. Luego me asenté en la ciudad de Burgos, pero es otra historia.
Hoy mismo, tras la lluvia.
Considero que he viajado poco, y admiro la valentía de las personas que cambian de país, de idioma, de continente. Cuanto más lejos, menos asideros, menos ataduras… salvo que sea precisamente eso lo que buscas. ¿Avanzas o huyes?
Y catorce años después, vuelvo aquí, y elegimos esta ciudad por las condiciones de la casa, el precio y los servicios, porque en realidad soy bilbaína de corazón, y si llegamos a encontrar algo similar en la capital de Vizcaya, no hubiéramos dudado. Pero los precios se duplicaban o triplicaban.
La historia que quiero contar, el origen de esta entrada, empieza aquí.
Desde que he vuelto, me he encontrado, claro, con personas que conocía del colegio, antiguos vecinos-as, etc. Muchas de las cuales no se han movido de aquí, y para las que mi aparición pone fin a un paréntesis que desconocían: si no me han visto, es porque no hemos coincidido, nada más. Que han seguido viendo las mismas calles, las mismas caras, durante treinta, cincuenta años o toda la vida. Personas que han elegido entre las posibilidades cercanas.
De algunas, con las que apenas tenía relación, como las vecinas de la casa de mis padres, no me acuerdo. Ellas sí de mí (más bien de que era» una de las hijas de«, no como un ser humano independiente). Y pienso en la cantidad de rostros que he tenido delante, los espacios, las calles y plazas, las carreteras, y creo que, por saturación cerebral, he ido eliminando las menos significativas.
Recuerdo también a una chica joven, de la Escuela de Idiomas donde estudio, que decía que ella quería «vivir y estar siempre en Barakaldo, esto es lo que me gusta«, ante mi pasmo. (Si no conoces otra cosa, ¿te gusta realmente eso?).
¿Y tú, tienes ansia migratoria? ¿Te has aventurado?
Ver paisajes a lo lejos y preguntarte qué hay más allá, como frente a la costa (o al puerto, tan lleno de barcos y de posibilidades reales).


Decidir si permaneces valle seguro y cálido o vas hacia el vértigo de lo desconocido, el ancho mundo.
Y mi otro blog profesional, que habla sobre arteterapia y musicoterapia. De momento serio y denso, más adelante veremos por qué derroteros avanza, me gustaría que con ejercicios prácticos para realizar en casa. Y así puedes también ver parte de mi actividad profesional, la referida a la Terapia artística.
A partir de este proyecto en común, Sendarte, hablaré próximamente de emprender, de la denostada e imprescindible tarea comercial, de luchar por un sueño durante años, de fracasos, éxitos y aprendizajes y que eso sea parte de la intensidad vital.
Y de emociones: dejé a medias la ira en la penúltima entrada personal. También sobre las funciones de los sentimientos, etc.
Virginia Castanedo
Creatividad, Arteterapia y Educación emocional
Sesiones individuales y grupales
Te escucho en hola@elcaminocreativo.com
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