
La bella costa vizcaína…
Buenas tardes :
Por fin reúno un rato para escribir en el blog, ya lo estaba echando de menos.
Empiezo con una muy buena noticia personal: después de dos años de sequía, mi fisioterapeuta (también terapeuta gestáltico, como yo), me ha dado el visto bueno para volver a correr. ¡La vida cobra un nuevo brillo!
Después de años de un dolor de espalda que pensaba que iba a ser crónico y que convertía mi vida en algo agotador, como estar siempre mal sintonizada y a medio gas, tras sesiones de fisioterapia quincenales todo este tiempo y mucha disciplina en los ejercicios que me mandaba para casa (muy dolorosos, menos mal que un día descubrí a Chopin a todo volumen y el espíritu ganó la batalla a la carne, dejándola en un segundo plano).
Y correr… Recuerdo una vez, y de veras siento que haya sido en una sola ocasión, que entré en la marcha verde, en flujo: todo mi cuerpo en movimiento, cada parte sabía lo que tenía que hacer, y una lucidez mental durante unos minutos gloriosos, el momento perfecto que se prolongaba en el tiempo y en el camino del parque, donde todo era exactamente como tenía que ser, los pies, los árboles, el universo entero. Sin cansancio, podría haber seguido corriendo durante horas, y volví a la ducha transfigurada. Creo que en ese momento pasé una barrera del ejercicio físico, en la que amas el deporte… y que, igual que el umbral artístico, ya no tiene vuelta atrás: es un compromiso de por vida.
Todas las anteriores ocasiones en las que he salido a correr, y han sido muchas, han sido con la esperanza de volver a sentir algo parecido. Lo mismo puedo decir cuando pinto, si bien en este caso el sentimiento de gloria es más habitual, no excepcional.
¿Y qué tiene que ver el ejercicio físico y el arte? Muchas cosas: primero, entrenamos nuestro cuerpo, muchas veces tan abandonado por lo intelectual, y tenemos mucha más energía para realizar cualquier tarea que queramos emprender. Cuando haces deporte estás más descansada.
Además, conseguimos tener nuestras sensaciones corporales más presentes: notamos músculos, tendones, sudor, frío, calor… con lo que podemos conectarnos más con el aquí y ahora, igual que al crear.
Y nuestro cuerpo es una magnífica pista de que estamos en el camino o nos estamos desviando: si la sensación corporal es buena, de placer, de alegría, estamos tomando una decisión correcta. Si nos sentimos mal, con culpabilidad, rencor, si sentimos que algo no está bien, es el momento de buscar otra opción.
Obtenemos un modo de desahogo en caso de bloqueo, de depresión o de ansiedad: el ejercicio.
El tipo de deporte que elegimos, también nos dice cómo somos, qué nos hace falta.
¿Y tú, haces algún deporte? ¿Cuál es el tuyo? Y si todavía no has empezado, ¿cuál te gustaría?
En próximas entradas, cómo transformar la herida en un puente a la vocación, y la importancia del proceso en el arte, más que el resultado.
Un abrazo.
Virginia Castanedo
Creatividad, Arteterapia y Educación emocional
Sesiones individuales y grupales
Te escucho en hola@elcaminocreativo.com
679 664 693
Felicidades por poder volver a correr después de tanto tiempo! Yo quiero empezar con la bici 🙂
Un beso.
Cristi
Enhorabuena a los premiados. Poder volver a hacer algo que te gusta y que tenías vedado es una gozada. Y más si es bueno para tu salud, fisica, mental y espiritual.
Yo sigo con mi programación deporte-corazón acelerado-ansiedad. Es duro de quitar… Pero sé que pronto "formatearé el disco" y podré grabar lo que se me antoje.
Abrazos a demanda.