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Buenas tardes y bienhallada, bienhallado:


¿Qué tal os va en este final de primavera? Espero que fenomenal. Yo vuelvo a las andadas gracias a mi admirado Abraham Maslow, uno de los padres de la Psicología Humanista… y a un concepto muy interesante: el Complejo de Jonás o el miedo a la propia grandeza. El capítulo completo, en La personalidad Creadora, Editorial Kairós.

Maslow habla de la neurosis como inhibición del desarrollo personal, es decir: de lo que nos impide (muchas veces forjado día a día por nosotras mismas) llegar a ser lo máximo que podemos, a realizar nuestra potencialidad. 



Por ejemplo: si eres un(a) brillante investigador(a) y además muy tímida, tal vez nunca tengas el valor suficiente para solicitar esa beca que podría financiar tus estudios… todas las disminuciones de lo humano, como pueden ser: » las pérdidas cognoscitivas, los placeres, alegrías y éxtasis malogrados, la pérdida de aptitud, la incapacidad para relajarse, el debilitamiento de la voluntad, el miedo a la responsabilidad, son todas disminuciones de lo humano«.

Por suerte todo es reversible, y en muchas ocasiones un(a) terapeuta puede acompañarnos en nuestro proceso de quitar capas y protecciones que ya no nos sirven.

Recuerdo con amor a mi primer terapeuta, Manolo, junto al cual (hablo metafóricamente) me dediqué picar piedra con cuarenta grados a la sombra, regada con sudor y lágrimas… y cuando pensaba que ya estaba todo, porque el camino estaba despejado de las montañas de escombros… vi que me quedaba la urdimbre sutil, dejar el pico y la pala y pasar a la brocha arqueológica… y plantar el jardín. Junto a Sara estoy dándome cuenta de los detalles y ya he plantado alguna que otra semilla. El camino es lo importante. Ponerse en marcha, dar el primer paso, mantenerse.

Y una vez más Maslow da en el clavo: las neurosis nos hablan de personas que todavía aspiramos a alcanzar la humanidad plena, las que mantenemos la esperanza de ser mejores día a día. Cuando un niño no ha sido lo suficientemente amado (dice Maslow), el mejor tratamiento será amarle intensamente, cubrirle de cariño: para eso siempre estamos a tiempo.

El Complejo de Jonás es la huída de nuestros mejores talentos. Todas tenemos potencialidades sin usar o sin desarrollar plenamente, en ocasiones esquivamos la llamada de la vocación, rehuimos de las responsabilidades que podríamos asumir para hacer un mundo/una persona mejor.

A algunas personas les asusta llegar a ser lo que, en nuestros mejores momentos, vislumbramos, en esos ratos gloriosos de experiencias cumbres en las que tenemos la certeza firma de nuestras mejores posibilidades. También tememos a nuestra Sombra, nuestro lado oscuro, lo peor que podemos llegar a ser, que también forma parte de nuestra naturaleza.


En ocasiones les sigue el miedo, y nos retiramos. Puede ser debido a la intensidad de la experiencia cumbre, que por suerte es limitada en el tiempo. Tratar de estar siempre en el máximo supone un desgarro interno equivalente al estar siempre en el mínimo, como los estados depresivos. O puede ser por el miedo al «orgullo pecaminoso», la hubris, esa vergüenza al volver a la realidad tras un subidón emocional: («¿Yo buen(a) artista? Imposible, no tengo más que compararme con l@s grandes»…) Sin darnos cuenta de que también l@s grandes habrán tenido sus crisis espirituales. ¿Cómo alguien como Leonardo, Platón o quien queráis imaginar podría no tener momentos de dudar de sí mism@? ¿Acaso no eran humanos?

La humildad es tan necesaria para el trabajo creativo como la arrogancia: darnos cuenta de que podemos y por tanto lanzarnos, y luego poner las cosas en su justa medida… y viceversa.



Bueno, por hoy he hablado mucho. Sólo una pregunta en el aire, por si alguien acepta el reto una vez más: ¿Cuál es tu vocación, tu llamada?

Un abrazo. 

Virginia Castanedo

Creatividad, Arteterapia y Educación emocional 
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