Buenos días y bienhallada, bienhallado de nuevo:
¿Qué tal en estos últimos días de invierno? Aquí han florecido ya todos los árboles más optimistas. Ahora llueve por primera vez en muchos días.
Por cierto, he recuperado mi cámara de fotos, con un gran alivio. Y gracias a todas las visitantes de esta bitácora: estamos creciendo día a día en visitas, y es algo que me llena de alegría. Gracias, gracias.
Cambio de tercio: hoy vamos a tratar una emoción altamente negativa: el odio.
Qué es el odio, qué es odiar:
Cómo podemos llegar a ese sentimiento, sus consecuencias, cómo evitarlo, etc. Siempre tomado como una primera aproximación, ya que el tema da mucho de sí, y de la manera subjetiva, gráfica e intuitiva que caracteriza este blog.
Comenzamos con la definición de la RAE de las palabras clave, que sirven de punto de partida en la escalada emocional:
– Enfado: Enojo (// movimiento del ánimo, que suscita ira contra alguien).// Impresión desagradable y molesta que hacen en el ánimo algunas cosas.
– Rencor: (De rancor) Resentimiento arraigado y tenaz.
– Odio: (Del latín odium). Antipatía y aversión hacia algo o alguien cuyo mal se desea.
– Cáncer:… //2. Med. Enfermedad neoplásica con transformación de las células, que proliferan de manera anormal e incontrolada.//…//4. Proliferación en el seno de un grupo social de situaciones o hechos destructivos.
El proceso de odiar:
Supongamos que un día, nos enfadamos por algo, con alguien. Puede que esa persona lo haya hecho con intención de herirnos, o sin querer… no es relevante, ya que lo importante es cómo nos tomamos las cosas nosotras. Podemos elegir si damos poder a la otra persona para que nos haga daño, enfadándonos, o decidir que no nos va a influir, y seguir con nuestros quehaceres. O tomárnoslo mal en un primer momento, y luego, tras reflexionar, perdonar y olvidar, como se ve en la ilustración de abajo.
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Entonces, la próxima vez que nos airemos, el tronco arderá sobre el suelo emocional limpio.
Ahora bien, ¿Qué sucede si no limpiamos los restos del fuego? Varias cosas: que cada vez es más fácil incendiarnos y la hoguera cada vez mayor, ya que la ofensa actual hace que se reactiven las brasas.
Hasta que, si no detenemos este proceso, podemos llegar a un punto en el que basta una palabra cualquiera de esa persona o referida al tema volcánico, y nos convertimos en un incendio devastador.
Consecuencias de odiar:
Al abrir la puerta al odio, aparecen las consecuencias:
– Creamos un vínculo entre el ser/el objeto odiado y nosotras: es una vía de ida y vuelta, y destruye tanto lo que tocan las llamas como a su portador: tú.
Si perseveramos en el odio con los años, nos llenamos de emociones tan intensas y tan negativas que no queda sitio para nada más, a la vez que arrasamos con todo, hasta con lo que amamos.
– Puede incluso que el ser odiado se convierta en el combustible que da sentido a nuestra vida, a través de la venganza, de sentir alegría cuando sufre, cuando cae enferma.
– Damos prioridad a sentimientos negativos, con lo que nuestro interior y el modo en el que tratamos a los seres amados también se resiente.
¿En qué persona nos convertimos cuando odiamos? ¿Eso queremos ser? ¿Emplear nuestra energía, nuestro tiempo, nuestro pensamiento, en algo con lo que auto-destruirnos?
Como dijo Óscar Wilde en De profundis: «¿Qué será de mi alma si voy a la cárcel sin amor?«
A mí me ayuda mucho la meditación hoponopono, aplicada desde la proyección gestáltica: Si acuso a una persona de traidora (aún siéndolo, o mejor dicho, sobre todo si realmente me ha traicionado), pido perdón por lo que hay de traidora en mí. Si siento odio por una injusticia, busco en mi interior mi parte injusta. Hasta llegar a ese momento de lucidez cálida, en el que deseo lo mejor a esa persona, entiendo sus motivaciones, sus miedos,… y encuentro la paz en el amor.
Espero que os sirva, lo escribo y lo dibujo de todo corazón.
Un abrazo.
Virginia Castanedo
Creatividad, Arteterapia y Educación emocional
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Te escucho en hola@elcaminocreativo.com
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