Buenas tardes y bienhallada, bienhallado:
¿Qué tal transcurre la semana? Aquí llueve tanto que las aceras se han convertido en ríos que vadear.
El lunes asistí a mi primera clase de yoga, y fue como volver a casa.
¿Recuerdas la última vez que hiciste algo y tuviste la certeza de que era tu lugar en el mundo, o que era la respuesta que estabas buscando (aún a veces sin planteártela)?

Últimamente mi actitud ante la vida ha sido bastante negativa, pegada a la queja. Puedes revisar tú también tu manera de pensar en este enlace.
Durante la clase, una perfecta combinación de espíritu y de cuerpo (no tiene sentido lo uno sin lo otro), me di permiso para soltar los pensamientos con los que me he estado machando, y se fueron desprendiendo uno a uno.
Salí de allí tan aliviada y feliz, en un estado anímico que aún perdura y con el que he conseguido más calma, armonía, paz interior… Esta paz que atesoramos dentro y que a veces ocultamos con siete llaves. Por eso sentí que volvía a casa: me estaba esperando a mí misma.

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En las próximas, el plan de acción para llevar a cabo nuestros propósitos, y el desarrollo de los ejemplos de actividades conectadas con nuestra visión. Además de lo que surja.
Virginia Castanedo
Creatividad, Arteterapia y Educación emocional
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