Buenos días:

Hoy han coincidido varias circunstancias poco comunes: hacía sol y calor y tenía la tarde libre. Así que hemos ido a la costa, a Algorta. En la foto se me ve con mi barriga de 28 semanas, menos protuberante que en posición vertical, pero al menos sirve para hacerte una idea de cómo estoy… o de cómo soy, si no me conoces.

Ya había comentado en anteriores posts que estoy haciendo una investigación de nuestro árbol genealógico para nuestro hijo, para ver las fuerzas, las sombras y las potencialidades que encierran nuestra sangre y nuestros genes… y para dejarle, al menos, el camino despejado y sin secretos.
 

Y una vez más he comprobado lo tantas veces dicho de que, en el momento en el que empiezas a buscar, aparecen las respuestas… o los caminos a nuevas preguntas insospechadas.

Cuando te atreves a un paso, ya has cambiado en realidad, simplemente saliendo de tu rutina habitual (sea ésta de mente, cuerpo, emociones o costumbres), y el universo se abre. Porque cuando te cuestionas las cosas, puede que las respuestas no te gusten, y preguntarte es un acto de valentía.
 
Todo esto viene al caso del pasado viernes, cuando facilité, en el Centro de yoga Kurma, al que asisto feliz desde hace unos meses, un taller de mandalas. Abajo, las creaciones de l@s participantes. Fue un rato entrañable, lleno de creatividad, buen humor y mucha generosidad emocional por parte de tod@s.

La sorpresa vino después, cuando una de las participantes se acercó a mí y me dijo que éramos familia por parte de mi abuela paterna, Felipa. Que había intuido que así era por mi apellido poco común, y que confirmó al verme, por el indiscutible parecido físico con mi padre Enrique, con los ojos de mi madre Paz.  Que me había visto una vez, cuando yo era pequeña y todavía lucía dientecitos de conejo. (Es necesario señalar que he tenido muy escasos contactos con muy pocas personas de la  rama paterna de la familia). Que ella tenía dos hijos, el mayor con 19 años. 
 
Una mujer encantadora, delicada, culta, que practica la meditación y el dibujo, muy lúcida y sobre todo feliz. Con ella se ha abierto una puerta inesperada hacia lo positivo, hacia las ganas de seguir indagando en las personas que componen el árbol, las que nos han permitido llegar hasta estas ramas.
 
A ver qué más sorpresas descubro en el árbol.
 

¿Y tú, qué conoces de tu familia? 
¿Sabes los nombres de tus bisabuelos y bisabuelas? 
¿Sabes cómo vivieron la guerra tus abuelos, qué repercusiones tuvo para ellos?
 ¿O qué movía a tu padre y a tu madre en su juventud? 
¿Cómo hicieron cada 1 para sacar adelante a su familia? 
¿Fueron felices? 
¿Eres tú feliz? 

Un abrazo:


Virginia Castanedo

Creatividad, Arteterapia y Educación emocional 
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