Buenos días y bienhallada, bienhallado:

Hoy estaba dándole vueltas a la siguiente entrada de esta bitácora, y he buscado en el diccionario de la RAE una palabra que me ha gustado tanto que ha llegado a ser el título. Para escribir aquí, releo mi cuaderno de notas, donde escribo las ideas que se me ocurren todos los días, preguntas a responder, citas de autor@s que me tocan el corazón, bocetos, mapas mentales… y luego escojo los que más me llaman y a partir de ahí desarrollo la idea, la ilustro… o la vierto aquí una vez que suena «eureka».

ENGRANDECER: tr. Aumentar, hacer grande algo.//2. Alabar, exagerar//. 3. Exaltar, elevar a alguien a grado o dignidad superior.

Ahora, puedes preguntarte: ¿Qué es lo que tú engrandeces? ¿A qué le das importancia? ¿De qué hablas constantemente? ¿Qué muros, qué impedimentos son los que te frenan? Creo que, cuanto más hablemos de un abismo, más grande se hace. Cada vez que dices «no puedo«, por ejemplo, o «es imposible«, o «nunca…«estamos dando poder a las palabras y a lo que encierran, haciendo real lo que hasta ese momento sólo es virtual.

Voy a poner un ejemplo concreto para explicarlo mejor: si yo digo que no puedo salir de mi situación económica actual, estoy dando la espalda a posibles soluciones que sólo encontraré si dejo de mirar a lo que considero que es imposible. Si me centro en lo que sí es posible y busco nuevas vías mientras acepto lo que hay y lo que es. Eso implica decir, en el caso económico concreto, una cantidad de ingresos y una cantidad de gastos. ¿Cómo equilibrar la balanza?

Si veo como única salida «ganar más dinero en mi empleo actual» y mi empresa ha congelado los sueldos, la situación es irresoluble… salvo que amplíe el foco: quito «en mi empleo actual», y dejo «ganar más dinero». ¿Posibilidades? Unas horas en otro sitio, buscar otro empleo con mejor sueldo, etc.

¿Y si en vez de «ganar más dinero» lo amplío y digo «equilibrar mi balance de gastos e ingresos»? Entonces también podré reducir gastos. ¿Cómo puedo gastar menos? ¿De qué cosas puedo prescindir sin que me suponga un esfuerzo? Y puedo preguntarme ¿Necesito realmente esto? con cada cosa/servicio/objeto que vaya a adquirir.

Otro ejemplo: lo que vemos, lo que leemos, lo que escuchamos, nos influye. ¿De qué te estás alimentando espiritualmente? ¿Qué engrandeces al dedicarle horas? Si por ejemplo ves la televisión muchas horas al día, aunque sea de «ruido de fondo», con temas oscuros y pegajosos, si abres la puerta a la basura, a la violencia, a lo que huele mal… Conseguirás que tu tolerancia hacia los temas banales, sucios y vacíos se amplíe. ¿Y qué habrá sido de tu alma para entonces?

Viendo programas basura no desconectas, sino que te conectas y agrandas otra realidad, la de la superficialidad, la de los colores chillones y los egos sobredimensionados.

¿Y si damos más importancia, más tiempo, más dedicación a los sabios-as, y escogemos un tema cualquiera del que nos hablen, con el que nos toquen el corazón?
¿Y si cogemos, para entretenernos, cómics, películas, programas de radio, series y libros de calidad?
¿Y si leemos diez minutos al día de poesía?
¿Y si nos atreviéramos a estar en silencio, y a escucharnos a nosotr@s mism@s, a lo que tenemos que decirnos y callamos con otras voces?
¿Y si nos diéramos tiempo para respondernos?

Vaya, en realidad iba a hablar de otra cosa, y me he desviado. Es lo que tienen los bosques creativos encantados…

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Un abrazo. 

Virginia Castanedo

Creatividad, Arteterapia y Educación emocional 
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