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Buenos días de noviembre y bienhallado, bienhallada.

Tal y como hemos quedado, hoy voy a hablaros de la Crisis como oportunidad.

Las crisis personales nos remueven todos los cimientos en los que nos básabamos hasta ese momento. Y tenemos la posibilidad de repasar si lo que estamos haciendo con nuestro tiempo, con nuestra vida y con nuestros sentimientos es lo que queremos, o tenemos entonces la posibilidad de cambiarlo.

Las circunstancias son propicias: tenemos tiempo (por ejemplo, un despido), tenemos que permanecer en cama o al menos reducir el ritmo, con lo que aumenta el tiempo para pensar (una enfermedad), plantearnos qué queremos en el amor (tras una ruptura), darnos cuenta de las prioridades vitales (en la muerte de un ser querido, por ejemplo), incluso algo de desesperación (las deudas superan los ingresos)…. todo nos lleva a replantearnos nuestros objetivos vitales, a priorizar, a trazar un nuevo camino, a atrevernos a lanzarnos con lo que siempre hemos soñado, porque, a fin de cuentas, ya no tenemos miedo a perder nada, porque hemos perdido muchas cosas. Tal vez para desprendernos de lo superfluo y quedarnos con lo esencial.

Ejemplo personal: tras un despido traumático, con juicios y tras varios años en la empresa, suspensión de pagos, etc… fue una etapa dura, hasta que, tras toda la vorágine y darme cuenta de que estaba en casa con todo el día, y las semanas por delante (algo raro en una persona tal activa como yo), cuando me vino una revelación: mi voz interior susurró tímidamente :¿Y por qué no haces ahora lo que te gusta? -sonó débil, pero la escuché. Así empezó primera vez que me atreví a montar mi propio negocio: por un despido.

Todo es para bien. Con el tiempo, mirando hacia atrás, en realidad todo es una bendición.

Volver a empezar de cero es la mayor dosis de adrenalina que he vivido; reinventarse a una misma, decidir qué deseas, trazar los planes, seguirlos, luchar, equivocarse, volver a levantarnse…

¿Estás en crisis? Plantéate entonces qué quieres hacer con tu vida. Sólo puedo decir, por experiencia propia, que es una aventura maravillosa. Lanzarse, ser valiente, atreverse. ¿Que no conseguimos llegar en esta ocasión hasta donde queremos? Pues revisemos qué hemos hecho bien para llegar hasta donde llegamos, y a volver a intentarlo.

Bienvenida al selecto club de las personas perseverantes (en este caso, ser cabezota es una ventaja).

La próxima vez os contaré la carrera que mantuve el domingo contra el anochecer. Saqué fotos del ganador, un cielo espectacular. En este caso, el premio fue para ambos.

Un abrazo. 

Virginia Castanedo

Creatividad, Arteterapia y Educación emocional 
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