Buenos días y bienhallada, bienhallado
¿Qué tal estáis en este verano? Espero que fenomenal.
Y un abrazo a Nagore: tu comentario ha sido un revulsivo y un motivo de reflexión, como siempre. Es verdad; si no tenemos objetivos, ¿cómo sabemos hacia dónde dirigirnos?
¡Me encanta que me escribáis!
Hoy las ilustraciones van en blanco y negro, porque los hice para mi uso personal en una libreta Moleskine que me regaló mi amiga Yosem en año pasado y que está dando muchísimo de sí con su papel biblia. Esto mismo hace que usar acuarelas para dar color pueda convertirlo en una pasa arrugada e inservible, así que los dejo tal cual como los bocetos que son: confío en que su expresividad compense sus carencias.
Mozart y un café con leche de soja endulzado con miel de romero, y ya estoy conectada y lista para hacer la entrada. Vamos allá.
En los últimos tiempos… Ejem. Lo correcto, en mi caso, es decir que una de mis tendencias de carácter de siempre es realizar, hacer mil cosas, seguir estudiando, siempre más, un paso más, un poco más.
Y me encontraba yo con necesidad de vacaciones, de descansar, de sofá, de lectura, buenos alimentos y dormir. Por supuesto, en una persona perfeccionista y exigente, eso no es posible: hay que seguir haciendo cosas, con el ritmo habitual siempre.
Así que utilicé mis conocimientos de Gestalt y puse cara a mi parte exigente, la Dominatrix, («el perro de arriba«, aquella parte interna nuestra en la que los fallos no nos están permitidos), y a mi parte exigida: la niña a la que le encanta pintar, escribir y leer, y que es nuestra parte que cree que merece que la continúen exigiendo (el «perro de abajo»).
Suelen funcionar bien: nuestra la Exigente dice que sigamos haciendo cosas… y algo en nuestro interior hace de tripas corazón y lleva a cabo sus planes, a costa de lo que sea (salud, relación amorosa, etc.).
Las personas adictas al trabajo son un buen ejemplo.
¿Te suena?
¿Recuerdas algún caso en tu vida en el que puedas identificar esta conducta?
¿cómo sería tu personaje Exigente?

El problema llegó cuando no me permití bajar el nivel ni descansar y claro, la parte exigida, harta ya, se negó a hacer incluso aquello que tanto le gustaba (pintar). Bloqueo creativo por agotamiento físico, mental y emocional.
La Dominatrix no se lo podía creer: ¡»ni siquiera lo que dices que te gusta!»
Tras una conversación (os invito a que la tengáis con vuestras partes internas con las que queráis llegar a un acuerdo, una vez dibujadas, identificadas y nominadas).
Así que aparecí como mediadora, como soy en realidad, y la dije a la Exigente, después de dar un helado a la Exigida:
En realidad mido 1,60, uso gafas, tengo celulitis y achaques, y ya no puedo ni quiero ser como tú. ¿Te has visto en un espejo? Eres irreal. Necesito vacaciones.

Y la parte Exigente admitió que así era. Así que estoy aprovechando el horario de verano para descansar, leer cómics como si no hubiera un mañana… Y de hecho, ayer ya empecé a gestar una nueva historia para narrar y dibujar, de aventuras, pruebas de valor y un malvado que es también árbol, etc.
La creatividad necesita mimos, cuidados y amor para florecer.Las vacaciones son una excelente oportunidad para procurárnoslos.
De todos modos, el julio pienso seguir escribiendo en el blog, aquí os esperarán las entradas para cuando queráis.
Un abrazo.
Virginia Castanedo
Creatividad, Arteterapia y Educación emocional
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