A veces, así nos sentimos las artistas ante las críticas…
Buenas tardes:
A casi 35 grados, miro con esperanza el cielo que se cierra… ¡que traiga lluvia, por favor!
Vuelvo a incorporarme a este blog y a continuar ahondando en el camino hacia la creatividad. Hoy hablaremos de las críticas.
Como artistas, estamos expuestas a que las personas opinen sobre nuestra obra, en muchas ocasiones sin que hayamos preguntado nada a nadie. El cómo nos tomemos lo que digan de nosotr@s y de nuestra creación es fundamental para poder continuar haciendo nuevas composiciones, libros, cuadros… o quedarnos amargad@s en el camino.
Las de mayor gravedad, siendo de similar categoría:
– CRÍTICA FUKUSHIMA: como la central nuclear, destruye todo en cientos de kilómetros a la redonda y tiene efectos desastrosos en varias generaciones. No da razones, destruye las protecciones, ataca a los puntos débiles del-la artista para dañar. Por lo general proviene de personas-fukushima, es decir, aquellas a las que sólo les parece bien lo que hacen ellas mismas… o ni siquiera eso. Suele ir acompañada de pensamientos absolutos: «nunca-siempre-todo-nada«. Por ejemplo: «el arte actual es una mierda y los-as artistas de ahora no tienen ni idea de nada». «Esta exposición no vale nada».
– AUTOCRÍTICA KAMIKAZE/HARAKIRI: lleva al suicidio creativo: el resultado, como en el caso anterior, es no volver a crear. Las ganas de acabar con la vida creativa de manera violenta (las kamikazes, que no mueren solas)o en silencio en la soledad (harakiri) pueden venir de una crítica externa que enciende la chispa de la bomba que llevamos en nuestro interior o del pensamiento de no valer nada, nosotras o nuestra creación. Por ejemplo: «nunca lograré escribir bien, así que mejor lo dejo a quienes sí sepan», «no se puede vivir de la pintura, ni tú ni yo ni nadie, ni lo intentes», «Ah, ¿todavía sigues pintando? Pensaba que eso se pasaba con la edad...», dicho por un-a artista frustrad@, activ@ hace unos años.
Si lo que esa persona te dice coincide con heridas de la infancia, la herida puede ser más profunda. Por ejemplo: si en mi casa se premiaba la laboriosidad y el trabajo y alguien me dice que mi obra «está improvisada, le falta más elaboración«, me dolerá mucho más y tendré por tanto que tener más cuidado con mi autoestima que si dicen algo más neutro para mí.
Si aprovechan para atacarte a ti a la vez que a tu obra, compadécete de quien lo diga, porque está llena de odio.
Cuando escuches una crítica, toma aire, respira hondo, y expúlsalo despacio, durante al menos tres veces… y sigue este listado si quieres:
– Ten en cuenta la crítica que habla de una parte de tu obra, puede ayudarte a mejorarla.
– Igual que esa persona tiene una opinión, puede que no coincida con la tuya y no pasa nada.
– Pregúntate: ¿Qué puedo aprender de esto? Si la crítica puede englobarse en alguna de las categorías destructivas anteriores, mejor que la dejes marcharse sin que te toque…
– Comienza desde hoy a llevar un cuaderno de elogios recibidos… y tómalo como una aspirina ante el dolor de cabeza. Saber que te han alabado y que te quieren es fundamental.
– Prémiate con algo que te guste: una película, un pastel, una visita al campo…
Y recuerda: si te han criticado, es porque has terminado una obra de arte y te has atrevido a enseñarla.
Sólo por eso, felicidades, ánimo y a por la siguiente.
Un abrazo.
Virginia Castanedo
Creatividad, Arteterapia y Educación emocional
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