Buenas tardes ya anochecidas, cuando escribo esto:
Primero, bienvenidos a los nuevos seguidores del blog, Edu y Jlspuch. Gracias por acompañarnos en estas reflexiones. Y por supuesto, gracias a las veteranas, sois un estímulo para mí.
Así que vamos a la tarea… hace más de una semana que no escribo, siempre que hago esperar tanto luego pienso que tengo que ofrecer una entrada muy buena… idea que me sirve, en general, para retrasar aún más el post… así que allá voy.
Salga lo que salga, el dibujo lo he hecho ex profeso para ilustrar esta idea que me ronda hace días: la parte derecha se corresponde a un posible mapa de los Sueños fértiles y la oscura a los estériles. Éstos se sueñan, pero no se viven, se mantienen acorazados y «a salvo» del mundo real…. único lugar y tiempo en el que podrían encarnarse, por otro lado.
Eliges quedarte donde estás, en el mismo lugar. Tal vez sea un sitio cómodo, si bien en muchos casos ni siquiera lo es, sólo que has decidido dejar de avanzar para conseguir tus sueños. Te plantas. Los ves allá a lo lejos, perfectos en la recreación mental. Puede que te asomes y sólo veas precipicio sin fondo, cuando bastaría con reunir el valor para empezar el camino…
Una senda desconocida, llena de incertidumbres, sin guías ni planos, seguramente larga y cuajada de peligros, aventuras, emociones, estancamientos, desiertos, selvas, llanuras, aburrimiento, invención, personas de todo tipo…
Seguramente te embargue el miedo, y aún así decides emprender la marcha.
O porque el miedo crece según te acercas a la senda y vuelven las palpitaciones y las emociones, precisamente por eso, decides emprender esta aventura. Porque la vida, cuando te entregas a lo que amas y por fin te atreves, deja de ser plana y gris y fría y pasa a todas las sensaciones, colores… y a la incertidumbre.
Observemos el camino: podemos dar vueltas, recorrerlo de arriba a abajo, retroceder, bifurcarnos, elegir, errar, aterrarnos… puede que nunca lleguemos a nuestros sueños, que yo he representado con una casita rodeada de árboles frutales y un río fértil.
Pero tan sólo caminar por esas sendas merece la pena. Realizar cada día una pequeña acción, una acción mínima o máxima, para alcanzar lo que amamos, para ampliar nuestra felicidad.
Un ejemplo personal de acción mínima: una entrada del blog, escribir ideas en mi libreta, darme a conocer, pintar un dibujo…
¿Y tú, qué puedes hacer para acercarte a la felicidad que crece?
Un abrazo.
Virginia Castanedo
Creatividad, Arteterapia y Educación emocional
Sesiones individuales y grupales
Te escucho en hola@elcaminocreativo.com
679 664 693
Hola, Virginia:
Sobre el sentirte en la obligación de escribir algo muy bueno cada vez que dejas pasar el tiempo para meter una entrada en el blog, que sepas que cada una de estas entradas es como una perla que va haciendo un collar muy hermoso. Lo que escribes siempre mueve a la reflexión e indica el camino correcto que, en demasiadas ocasiones, ya conocemos pero no nos atrevemos a seguir. Cada entrada es un pequeño tesoro, un texto motivante, un poco de energía positiva, una pista para ser más personas, un paso hacia nosotros mismos… En fin, una perla!
Gracias y no dejes de escribir. Tengo muchas ganas de leer ese libro que estás escribiendo. ¡Mucho ánimo!
Nagore