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Buenos días a todas:

¿Cómo va el verano? ¿Habéis tenido ya vacaciones, o están por llegar? Espero que, allá donde estáis, seais felices y hagáis todo lo posible por ello.

Como os adelanté, vamos a hablar sobre la revisión de nuestros valores… yo voy a aprovechar agosto para regenerarme y ordenar mi jardín interior, y así comenzar septiembre con mucha más energía.

Os explicó el por qué de esta entrada, basada en vivencias personales: continúo haciendo todos los días un rato de meditación, un mínimo de veinte minutos. Comprobé que, si antes de meditar leía mis objetivos y compromisos para el año en curso, lograba centrarme más en lo positivo, obtenía de vez en cuando ideas para continuar con mi proyecto artístico y profesional, etc.

Es decir, la energía que invertía en la meditación volvía a mí multiplicada.

Hasta que, meses después de adquirir esta costumbre, empecé a hastiarme de leer mis objetivos y no entendía la razón, sólo notaba un desasosiego leve, una intranquilidad que me daban la pista de que faltaba el siguiente escalón, de que tal vez esa carencia tenía que ver con algo más profundo.

Y me di cuenta de que no había actualizado mi objetivo de misión vital, algo que es más grande que yo y que este año 2010 y que los venideros, lo que realmente deseo hacer en la vida para sentir que ésta tiene un sentido.

Para ello estoy respondiendo con sinceridad a estas preguntas:
¿Qué es lo más importante para mí?
¿Qué da sentido a mi vida?
¿Qué deseo ser y hacer en la vida?
¿Qué contribuciones quiero hacer?
¿Cómo quiero que me recuerden al final de mi vida?
¿Qué sentimientos deseo experimentar?

Una vez más, el magnífico Covey, en su obra «Primero, lo primero», da en el clavo con una frase: Vivir, amar, aprender, dejar un legado.

Un enunciado tiene que ser tan grande que toque todas y cada una de tus fibras, de tus mayores posibilidades. Unas palabras que te enciendan, te iluminen y te guíen.

Me atrevo a compartir con vosotr@s parte del mío, que está en proceso de construcción. Esto es para mí tan delicado como mostrar mi corazón palpitante, gracias por esta oportunidad.


Construir cada día un hogar, una pareja consolidada y una familia feliz y sinérgica.
Acompañar a las personas que lo deseen en su proceso de desarrollo personal, emocional, profesional y artístico, para que encuentren su propio tesoro.
Aprender de cada persona y de cada proceso.
Hacer en todo lo que esté en mi mano para hacer un mundo más bello cada vez.
Ser cada vez mejor persona, dar lo mejor de mí y ser coherente con esto que digo.
Llevar la educación emocional y artística al mayor número posible de niños, niñas y demás seres especiales.
Deseo sentir paz interna y externa, amorosidad, compasión, alegría, felicidad, optimismo, verdad, valentía, humor, osadía, respeto…

Ahora, cada vez que hago algo, me pregunto: ¿Qué tiene esto que ver con mi misión vital? Y es mucho más sencillo poner cada cosa en su sitio.

Os invito a la reflexión, y sería un lujo para este blog si quisiérais compartir vuestro enunciado de misión con nosotr@s.

Como siempre, me quedo con la impresión que he sido demasiado escueta en palabras, pese a ser una entrada larga. Sólo recordaros que cualquier pregunta que queráis formular es bienvenida.

Un abrazo. 

Virginia Castanedo

Creatividad, Arteterapia y Educación emocional 
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