Buenos días:

En un día de sol escribo, después de varias jornadas maravillosas, porque me estoy dando permisos

Curiosamente, cuanto más me suelto y me dejo fluir, más sencillo me resulta estar bien. Todo el tiempo que he pasado resistiéndome, empeñándome en hacer lo mismo que antes, ha sido, como suele suceder, una lucha estéril.

Cuanta más relajación, más meditación, más respiración consciente, más vida.


¡Y yo que pensaba… (mejor dicho, ¡Y mi mente que tenía la creencia de…) que era al contrario, que eran las múltiples actividades las que llenaban de sentido y de sustancia a la existencia! Una vez más se desmiente el mito de la multitarea.

Puedes revisar los conceptos relacionados de culpa y responsabilidad.

¿Te animas a hacer tu mapa mental de los permisos que te concedes? 
Un ejemplo redactado del mío:
 
Me doy permiso para descansar cuando estoy cansada, y para seguir mi plan con las actividades cuando me siento con fuerzas, con valentía.
Me doy permiso para mostrar mis debilidades: para sentir dolor, tristeza, miedo… Me doy permiso para ser humana, porque así también ahondo en la empatía.
Me permito la ambición de querer seguir aprendiendo y creciendo.
Me doy permiso para ser feliz y para realizar una pequeña acción encaminada a ello cada día.
Me permito  florecer tarde.
Me doy permiso para balancearme en la búsqueda del equilibrio, me doy permiso para equivocarme y para flexibilizarme.
Me permito soñar.
Me permito perdonar y perdonarme.

Una entrada que he releído y que me ha gustado, por si queréis leerla por primera o segunda vez: anécdotas de plantas.

Os dejo con un regalo visual: El asombrario: fantásticas fotografías de la naturaleza y mucho más, como la de abajo, del artista Fernando Maselli.



Virginia Castanedo
Creatividad, Arteterapia y Educación emocional 
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