Mi primer amigurumi inventado(hacer figuras con ganchillo, tomado del Japón). Mi madre me enseñó de niña a hacer ganchillo, y pasado el tiempo me resultaba muy aburrido, haciendo mantelería y demás… Si llego a descubrir esto entonces… Lo que me ha quedado es una gran facilidad técnica, y ahora voy a poder utilizar la imaginación, así que os prometo más. Mi siguiente idea es una serpiente bicolor que se ha tragado una cuchara… a ver si consigo realizarla. Y una nube.

Buenos días y bienhallados/as:

En la entrada anterior hablamos de la importancia de actuar con amor y con conciencia en nuestro día a día para aumentar la calidad de nuestra vida, y en esta voy a dar una sugerencia que llevo un tiempo practicando: 

La meditación hoponopono.



Antes de nada, comentar que, como siempre, hablo desde mi experiencia personal,
y que considero que todas las formas de llegar a la espiritualidad son válidas, cada persona debe buscar la suya. El año pasado practiqué la meditación en movimiento de Osho con resultados gratificantes, si bien necesitaba un cambio, estar más parada. Mi hermana Cristina me sugirió esta y estoy encantada.


Básicamente consiste en cuatro partes y en sentirlas de corazón:
Lo siento. Perdóname. Te amo. Gracias.

A cada persona por la que siento rencor, desprecio o animadversión, la pido disculpas de corazón, la visualizo (esto es mío, a mí me ayuda) con una luz amarilla como de verano y de vida para sentir que la quiero y la doy las gracias. 



Especialmente si siento odio, porque es un sentimiento como las células cancerígenas: provoca la autodestrucción del portador. Y me ha resultado muy complicado, por ejemplo, pedir perdón a personas que me han hecho daño… si bien el alivio, la paz, la descarga emocional y la alegría me están cambiando la vida a mejor. Una liberación a cambio de quince minutos diarios.

Creo que di con una de las claves con la autorresponsabilidad de la Gestalt: si acusas a alguien de algo, busca en tu interior qué tienes tú de eso. 


Por ejemplo: acuso a mi banco de rastrero. Entonces me pregunto ¿qué tengo yo de rastrera? ¿En qué ocasiones me he comportado con mezquindad? Y en ese momento sí que es sencillo pedir perdón. Y digo responsabilidad y no culpa, ya que ésta inmoviliza y la primera busca aceptar y solucionar.


Desde que he empezado con la meditación Hoponopono me da la impresión (y tengo la certeza) de que tengo tantas disculpas y tanto perdón que pedir, tanto que depurar, que podría pasarme años. Es como ir tirando e una maraña enredada hace siglos debajo del mar, enlodada.


Yo no he obtenido resultados mágicos como los que he leído y como los que consiguió su inventor, el doctor hawaiano Ihaleaka Hew Len… y también es cierto que probablemente él haya alcanzado la sabiduría y yo apenas he empezado a vislumbrar el camino. Si bien mis jóvenes vecinos han pasado a reducir sus decibelios hasta límites insospechados (ahora me asombra si noto que hay alguien al lado, y sigue la misma pareja ruidosa del año pasado… y todo esto en un mes… vaya, pues sí que es un resultado asombroso). Para ayudarme con ellos pedí perdón por todo lo que les acusaba: perdón por se mala vecina, etc. Buscando en mí la responsabilidad, es decir, lo que puedo cambiar.


Caminar, disculparme, pedir perdón, declarar mi amor a todos y a cada uno de los seres con los que me encuentro, agradecer, bendecir.


Paso a paso.


Espero que os haya servido. En próximas entradas, más Aquí y ahora, y la aplicación del Hoponopono al dinero, que para mí ha sido reveladora.

Un abrazo. 

Virginia Castanedo

Creatividad, Arteterapia y Educación emocional 
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