Buenos días:
Vamos a aclarar primero lo que significa defensa según la RAE:
No estamos hablando de las situaciones de peligro real, en la que está en juego nuestra seguridad y sí en el quehacer diario, en esos roces cuando tratamos con otras personas, o cuando sucede algo que nos disgusta: alguien se adelanta en la cola en la que llevas mucho tiempo, o te empuja al subir al metro, o un-a compañero-a habla mal de ti…
Si nos ajustamos a la definición número 6, ¿qué consideramos agresión? ¿Un insulto, una indirecta, un mal gesto, un desprecio…?
Vivimos en una sociedad en la que se prima y valora estar sobreocupados, el estrés, en la que las personas o somos útiles y productivas o se nos aparta. Cuando activamos el piloto automático y conectamos con esas creencias («que no me pisen el trabajo», «mejor tú que yo»…) tenemos una posición que defender, consideramos al otro el enemigo.
Si, mejor aún, fueras una persona autorrealizada, feliz y con una vida plena, ¿tendría ese acto la misma importancia?
Y tú, ¿quieres vivir desde el miedo y el ataque o desde la plenitud y la paz?
Por cierto, estoy apuntando las situaciones afortunadas que me están sucediendo desde que he escrito la anterior entrada, sobre la suerte. Está resultando un abanico de situaciones curiosas que compartiré aquí.
Un abrazo:
Virginia Castanedo
Creatividad, Arteterapia y Educación emocional
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