Buenos días:

Vamos a aclarar primero lo que significa defensa según la RAE:


1. f. Acción y efecto de defender o defenderse.
2. f. Arma, instrumento u otra cosa con que alguien se defiende en un peligro.
3. f. Amparo, protección, socorro.
6. f. Mecanismo natural por el que un organismo se protege de agresiones externas. 
 


No estamos hablando de las situaciones de peligro real, en la que está en juego nuestra seguridad y sí en el quehacer diario, en esos roces cuando tratamos con otras personas, o cuando sucede algo que nos disgusta: alguien se adelanta en la cola en la que llevas mucho tiempo, o te empuja al subir al metro, o un-a compañero-a habla mal de ti…


Si nos ajustamos a la definición número 6, ¿qué consideramos agresión? ¿Un insulto, una indirecta, un mal gesto, un desprecio…? 


Vivimos en una sociedad en la que se prima y valora estar sobreocupados, el estrés, en la que las personas o somos útiles y productivas o se nos aparta. Cuando activamos el piloto automático y conectamos con esas creencias («que no me pisen el trabajo», «mejor tú que yo»…) tenemos una posición que defender, consideramos al otro el enemigo.

Y ante un enemigo, ¿qué hacemos? Defendernos, atrincherarnos, afilar las armas, ponernos en guardia, reunir nuestros ejércitos, planificar la estrategia. 
 
Ahora bien, ¿realmente es tu enemigo? Si te pusieras por unos minutos en su punto de vista, en sus zapatos, y pensaras en las motivaciones que llevan a esa persona a actuar así (miedo, falta de amor, etc.), tal vez puedas llegar a la compasión, y de este modo no responder a su supuesta agresión, convirtiendo la relación en un partido de tenis de bajezas. 
 

Si, mejor aún, fueras una persona autorrealizada, feliz y con una vida plena, ¿tendría ese acto la misma importancia?

 
¿Te has sentido alguna vez incomprendido-a porque alguien te ha malinterpretado y te hubiera gustado aclararlo? ¿Has actuado alguna vez de tal modo que te has dado cuenta de que te has pasado con tu respuesta y te has sentido mal? Equivocarnos es humano, y no sólo para perdonar nuestros propios errores, sino los de todos-as.
 
En la Psicología humanista creemos que el ser humano es bueno por naturaleza. 
 

Y tú, ¿quieres vivir desde el miedo y el ataque o desde la plenitud y la paz?





Por cierto, estoy apuntando las situaciones afortunadas que me están sucediendo desde que he escrito la anterior entrada, sobre la suerte. Está resultando un abanico de situaciones curiosas que compartiré aquí.

Un abrazo:

Virginia Castanedo


Creatividad, Arteterapia y Educación emocional 
Sesiones individuales y grupales
Te escucho en hola@elcaminocreativo.com
679 664 693