Buenos días:


Bienvenida Patricia Núñez López como nueva seguidora del blog. ¡Gracias a todos/as y a cada 1!

Hoy vamos a hablar sobre el equilibrio entre aquello que nos da estructura, las raíces, y nuestro espíritu, con el que nos permitimos soñar, crear, intentar y crecer.

Lo enlazo con estos versos magníficos deJuan Ramón Jiménez que volvieron a mi cabeza como si hubieran sido llamados:
 
Raíces y alas, 
pero que las alas arraiguen 
y vuelen las raíces 
a continuas metamorfosis
 


Todo, porque estos días hemos estado sopesando la posibilidad de ir a África con mi familia, por una oferta de trabajo de mi marido. 

Mi primera respuesta, cuando llegó a casa y comentó que había posibilidades, fue poner la barrera de la negativa. «¿Precisamente ahora?«. 


Y me di cuenta, tras una noche de insomnio feliz, ese que precede la gestación de un proyecto gigante y verdadero como puede ser encontrar la manera de aplicar tu talento en el mundo, de que si no era capaz de irme verdadera y profundamente contenta, de dejarlo todo (salvo a mis seres queridos, y no quiero imaginar otra cosa), estaba perdiendo aquello que me puede hacer crecer y desarrollarme como ser humano por lugares no programados. Las raíces cortaban las alas. En otras ocasiones, es al revés; y nos convertimos en semilla voladora esperando eternamente una tierra cálida.

"Mis pies ¡qué hondos en la tierra!/ Mis alas ¡qué altas en el cielo!" J. R. Jiménez

Los viajes, los traslados, emigrar, nos remueven los cimientos más profundos, todo aquello con lo que incluso no contamos y que forma parte inveterada de nuestro ser. Porque también soy como soy  por las calles que recorro, por los trayectos, las personas con las que me cruzo y convivo, por las costumbres que ni siquiera me he cuestionado, por la luz y el clima de mi infancia.

¿Puedo resumir mi vida en una maleta? ¿A qué me aferro, a objetos, a personas, a lugares…? ¿Es lo mejor para mí? ¿Tengo objetos o me tienen a mí?



Sube el miedo a salir de mi Zona de comodidada transformarme en lo que no sé, en lo que no controlo.¿Qué saldrá de la crisálida que soy ahora?

Miedo porque no podré volver al mismo lugar que dejé, al mismo empleo… sin darme cuenta de que, pasados unos años viviendo esa experiencia, tal vez yo misma no querría volver al mismo sitio, porque habría crecido. 

Y brotan las preguntas a borbotones, porque ante tal novedad no tengo respuestas, voy a lo Nuevo, hacia lo inexplorado, hacia la Creatividad pura.

Ante esta nueva posibilidad emocionante, reviso mi vida entera. ¿Qué es mejor que esto? 
Y de repente, hay joyas que me parecen baratijas. (¿Será también al revés?)

Pero ya no somos los mismos, porque el proceso mental de aceptar ir allí, con todo lo que conlleva, estaba hecho.

Y tú, ¿te marcharías? 


Un enlace a la Antología poética de Juan Ramón Jiménez, para que puedas disfrutar de sus poemas. Y unos versos sobre el mismo concepto:

Mis pies ¡qué hondos en la tierra!
Mis alas ¡qué altas en el cielo!
Es el poema XLIV de Eternidades de Juan Ramón Jiménez.
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Un abrazo:

Virginia Castanedo


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