Buenos días:

Como el resto de las semanas, ayer martes todavía estaba por decidir de qué iba a tratar la entrada de hoy. 

Después de la sesión de yoga del lunes, pensé en hablar sobre las personas maravillosas con las que nos encontramos, como Roberto, quien siempre trata de que cada una de las personas que estamos allí nos sintamos cómodas y encontremos nuestro camino hacia la paz, o mi amada hermana Cristina, bloguera reciente, quien está componiendo una canción de humor (con rima consonante) para su futuro sobrinito y que tiene el poder, con sólo nombrarla, de que las personas que la conocen sonrían o rían abiertamente,  o Íñigo, mi fisio, también terapeuta gestalt, un inventor y visionario (se adelanta años a las tendencias empresariales, como podéis ver en Fisiotube), etc. 
Aquellas personas magníficas que nos hacen la existencia más fácil por vivir desde lo positivo, desde el corazón y el amor, la creatividad,  la paz y la realización personal.

Decidido… hasta que llegó el martes por la tarde, y con ella, la sesión infantil de Arteterapia en el CEP San Inazio de Bilbao que imparto desde hace años, y como sucede con los niños, desbarataron mis planes para transformarlos en algo mejor. Así que hoy, tras este rodeo, vamos a hablar de niños y de niñas. 
 
En las sesiones partimos del juego libre: yo estoy allí para acompañar y servir a los niños y a las niñas en apoyo a lo que necesiten. Por ejemplo, querían hacer una balda dentro de la casa y no se les sostenía, con lo que les indiqué, cuando me lo pidieron, varias posibilidades.
 

Considero fundamental dotar a los pequeños de un espacio seguro en el que ellos mismos deciden qué es lo que quieren hacer, a qué ritmo, entre otros compañeros-as con los que tienen que llegar a un consenso. En el aula, en casa, pasan casi todo su tiempo organizado  y estructurado por personas adultas. ¿Y cuando tengan que decidir por sí mismos-as qué hacer y no haya nadie para decírselo?

 
Fue un día de especial actividad y potencia: dos madres, las dos llamadas Ana, se encargaron de traer cajas al aula. La estrella fue una de metro treinta de alto, la que se ve en la imagen, ya transformada por las indicaciones de los niños y niñas, con su puerta con mirilla y dos ventanas.
 
Personas maravillosas


Los niños y niñas de otras aulas de extraescolares se asomaron y volvieron varias veces, fascinados-as por la casita y por la emoción general. Una niña que nos estuvo visitando, de unos 8 años, con los ojos enormes y muy seria, me preguntó al final de la clase: 
-¿Esto que hacéis se lo dices tú o se lo inventan ellos?
– Se lo inventan ellos, claro.
– Entonces quiero venir aquí, se lo voy a decir a mi padre.
Y se marchó. 

Creo que iba en serio, ya os contaré si vuelve.

Una entrada antigua donde ubico al trabajo con niños, niñas y seres especiales como uno de mis valores personales, por si queréis recordar. Disfruto tanto con ellos/as que suelo contar esta anécdota, totalmente real: dando clases, después de años como alumna, una niña me preguntó: 
¿Y tú de qué trabajas?«
No entraba en su idea que me pagaran por pasármelo tan bien.
 
Te deseo a ti y a tus descendientes un trabajo sinérgico y con amor.

Y recomiendo fervientemente una de mis referencias en educación emocional infantil, Linda Lantieri, en su Plegaria para los niños y las niñas, que puede continuar aplicándose con cualquier edad y que comienza: Espero que ames y seas amorosamente intenso...

Un abrazo:

Virginia Castanedo

Creatividad, Arteterapia y Educación emocional 
Sesiones individuales y grupales
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