Buenos y soleados días:
Hoy vamos a hablar de las emociones sustitutivas, que son aquellas que surgen cuando el sentimiento sano encuentra obstáculos, y deviene en otro completamente diferente.
Ya hemos comentado anteriormente Las funciones de las emociones: el ser humano busca su equilibrio, y los sentimientos regulan las fluctuaciones anímicas que derivan de los acontecimientos que nos suceden en la vida: un éxito, una derrota, una ruptura, etc. Con las emociones reequilibramos el flujo interior.
¿Cuándo es sano sentir…?– Alegría: ante un logro, una buena noticia, una oportunidad que se abre…– Ira: ante una injusticia, una humillación, etc.–Tristeza: una ruptura, un fallecimiento, una derrota.– Asco: ante algo en mal estado, sea un alma (un crimen) o un alimento, por ejemplo.– Miedo: ante un peligro.
En el siguiente dibujo que he preparado, aparecen en el centro las emociones básicas, y las cruzan algunas serpientes que comienzan con ese sentimiento y que derivan en otro. Desglosaremos cada uno a continuación.

– Cambio alegría por…: si en la familia había una orden de «no puedes estar contenta a no ser que lo estemos todos», puedes llegar a sentirte culpable por haber conseguido un buen puesto de trabajo, cuando, por ejemplo, tu hermano está en paro. De este proceso, llamado introyección, hablaremos en siguientes entradas del blog.
Otro rebusque respecto a la alegría: reproches cada vez que se está alegre, por tener la creencia de que en la seriedad está la adultez… Este proceso puede convertir la alegría en ansiedad.
O también, la creencia (fantasiosa y aún así grabada a fuego en tu alma infantil) de que tras una alegría viene una desilusión o una desgracia, lo que deriva a falso miedo o falsa tristeza (como si fingir la sobriedad emocional pudiera conjurar los malos espíritus).
– Cambio ira por…: si ante un enfado (justificado o no) había burla, suele devenir en falsa alegría, ya que ambas emociones tienen una energía activa similar. O si de enfadarse o de protestar contra algo injusto venía un castigo, llega la ansiedad.
–Tristeza: si en tu familia tenían una mala relación con esta emoción, por ejemplo diciendo «no puedes estar triste», o «¡¿triste por esa tontería?», de adulta puedes haber llegado a taparla fingiendo que todo está bien.
También sucede con algunas personas que, ante la posibilidad de que sus seres queridos se sientan mal por estar ellos/as tristes, lo omitan y generen, sumado a la tristeza, la ansiedad.
– Asco: si justifico un crimen (una paliza, un asesinato, una agresión sexual) con excusas como «era necesario«, «cualquiera lo hubiera hecho» o, en caso de guerra «recibía órdenes«, la repugnancia por esos actos se transforma en ira, en creer con certeza que la víctima se lo merecía.
– Miedo: Si, por ejemplo, el miedo estaba mal visto y te calificaban de «cobarde», puede llevarte a buscar el peligro o a reaccionar ante uno de manera «valiente», cuando todo tu ser te grita que pares o que huyas.
¿Te has identificado con alguna de estas sustituciones? ,
¿Eres consciente de con qué emociones tienes buena relación y cuál evitas?
Espero que, en todo caso, sirva como reflexión.
También puedes (re)leer la que considero una de las mejores entradas del blog: El odio, cáncer emocional, así como las características de las personas autorrealizadas de Maslow.
Un abrazo.
Virginia Castanedo
Creatividad, Arteterapia y Educación emocional
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