Buenos días y bienvenido-a a esta nueva etapa del blog:
Confío en que hayas podido encontrarlo en el flamante dominio, y te pido paciencia para que pueda ir incorporando los cambios que quiero… Estoy arañando los ratos en los que mi hijo recién nacido duerme (que son pocos y discontinuos). En dos días cumple su segundo mes y ya ha duplicado su tamaño y su capacidad pulmonar. Todavía está aprendiendo a sonreír, nos sorprende haciéndolo en sueños y deseamos de corazón que sea feliz también en la vigilia, tanto como nosotros al tenerle.
Sin más, arranco con la entrada de hoy, porque la mayoría de nosotros-as se habrá reincorporado ya a su rutina tras las vacaciones. La pregunta inevitable:
¿Quieres volver de vacaciones?
¿Te aburres o sufres en tu empleo?
¿Vas contento-a a tu trabajo o es un castigo similar al de
Sísifo?
Este personaje, trapacero y astuto, que consiguió burlar a los dioses y a los mortales en varias ocasiones (incluida una vez en la que apresó a Tánatos, la muerte, con el consiguiente caos en medio de la batalla, ya que, pese a las heridas, nadie fallecía; y otra ocasión, mi favorita, en la que utilizando su astucia volvió del infierno después de muerto convenciendo a Hades, algo inaudito, y vivió muchos años más en la tierra.) En contrapartida, recibió el castigo por el que es más conocido: subir una piedra a una montaña para ver cómo vuelve a caer al llegar a la cima, incesantemente. * Zeus, de manera curiosa, consideró el mayor castigo darle un trabajo sin sentido, aburrido e infinito.
Puedes sufrir en tu empleo (o en tu falta del mismo) de varias maneras:
– Sufrimiento mental: autocastigo mediante repetición incesante de pensamientos negativos, frustración, desempeñar un trabajo por debajo de tu inteligencia y capacidades, sentirte atado-a, con mala suerte, etc…
– Sufrimiento físico: somatizar diversas dolencias como jaqueca, problemas cardíacos, de espalda, etc.
– Sufrimiento emocional: ansiedad, estrés, sentimiento de inferioridad y de no valer, etc.
– Sufrimiento espiritual: creer o saber que es una ocupación que no se corresponde con lo que deseas ser en la vida, o incluso contraria a tu ética.
1. Ten calma y mantén la fe: esta etapa de tu vida también pasará.
Es precisamente cuando la situación se prolonga en el tiempo cuando es más sencillo perder la fe, pensar que vas a seguir así siempre.
Y por esta misma razón es tan importante que te abras a la posibilidad de una mejora, de un cambio. Que tengas esperanza.
Si te aferras a la queja, a la inmovilidad, a creer que «no es posible», es lo que refuerzas y reafirmas. Necesitas un acto de fe, depositar la confianza en que el universo te mantiene ahí por alguna razón importante para conocerte mejor, para evolucionar; y que es temporal.
Recuerdo los sentimientos de rabia y desesperación en la época en la que pensaba que nunca iba a poder dejar la hostelería, y más recientemente, el trabajo de comercial después de cinco años. La oscuridad justo antes del cambio.
2. Claro que también hay una parte positiva de ese puesto, como el sueldo a fin de mes, no tener de momento otra cosa (es mejor estar en activo que en desempleo), que dominas el desempeño y puedes hacerlo en punto muerto, sin pensar, o cualquier otra que consideres. ¿Cuál es la parte positiva de tu trabajo? Recuerda que la hay, ya que continúas ahí. ¿Puedes hacer una lista?
Ahora, ¿Qué cosas puedes mejorar de tu trabajo? ¿Qué pequeñas acciones puedes realizar para que haya una mejora?
3. Puedes continuar por plantearte tus creencias respecto a tu puesto de trabajo y a tu empresa:
Escribe en un papel todo lo que te dices habitualmente respecto al mismo, al trabajo en general y a tu capacidad. Sin juzgarte, sólo escribe y releela pasadas 24 horas. Por ejemplo: «me da la impresión de que voy a estar aquí de por vida», «no valgo para otra cosa», «en el trabajo pisas o te pisan», «el trabajo es sufrimiento», etc.
4. Recuerda que sólo vas a `poder acceder a un puesto que concuerde con tu visión del mundo y de ti mismo-a, por lo que es necesario que la amplíes y refresques.
Para ello, pon en positivo todas las creencias que hayas escrito en la lista, y recítala constantemente, como si te fuera la vida en ello. Lo hace, de hecho. Aunque no te creas lo que digas (de momento), llena tus pensamientos de positividad. Por ejemplo: «Soy una persona valiosa y competente y realizo mi trabajo con amor«. «Me abro a todas las posibilidades de ingresos, habituales e inesperadas».
Continúo en la siguiente entrada, que todavía quedan muchas cosas por decir, como la importancia de la conciencia plena para empezar a apreciar tu trabajo actual (sí, has leído bien), atreverte a hacer lo que te gusta, las consecuencias de que tu empleo y tu vocación coincidan, ejercicios para saber cuál es tu misión, etc.
También hablaré de escaleras y más cosas que vayan surgiendo.
*La Wikipedia se queda bastante corta, he obtenido los datos del «Diccionario de mitología griega y romana» de Pierre Grimal, Editorial Paidós, un obsequio de mi hermana mayor que leo a pequeñas dosis en la cabecera de la cama desde hace meses. También habla aquí de una versión de la concepción de Ulises (en la Wiki le llaman Odiseo): Autólico, el padre de Anticlea, la convenció para que se acostara con el hombre que le había superado en astucia (Sísifo, cómo no), antes de casarse con Laertes.
Un abrazo:
Virginia Castanedo
Creatividad, Arteterapia y Educación emocional
Sesiones individuales y grupales
Te escucho en hola@elcaminocreativo.com
679 664 693
. COMO DESARROLLAR INTELIGENCIA ESPIRITUAL
EN LA CONDUCCION DIARIA
Cada señalización luminosa es un acto de conciencia
Ejemplo:
Ceder el paso a un peatón.
Ceder el paso a un vehículo en su incorporación.
Poner un intermitente
Cada vez que cedes el paso a un peatón
o persona en la conducción estas haciendo un acto de conciencia.
Imagina los que te pierdes en cada trayecto del día.
Trabaja tu inteligencia para desarrollar conciencia.
Atentamente:
Joaquin Gorreta 55 años