Visita el perfil freelance de Virginia Castanedo en InfoLancer.net He aquí mi altar de la abundancia, unos meses después de iniciarlo junto con este blog, allá por marzo. Cada día he ido colocando un pequeño objeto como mínimo, y la evolución podéis comprobarla yendo a la entrada del viernes 6 de marzo, titulada «Creatividad y mi casita». Y he aprendido muchas cosas sobre la abundancia al realizar este ritual diario. Os cuento en próximas entradas

Buenos, soleados y fríos días de octubre.

Adoro el cambio de las estaciones: me permite disfrutar de los ciclos, de los matices de unos días a otros. La naturaleza como bella metáfora de la vida, el invierno que llega tras el aviso del otoño, el primer brote verde cuando crees que no vas a volver a notar el sol en tu cara y en tu alma, el verano gozoso.

Estos días he estado releyendo un libro, «Los diez secretos de la riqueza abundante«, de Adam J. Jackson, Editorial Sirio, para refrescar lo sabido y reorientar la parte que he perdido en el día a día… un milímetro de alejamiento del camino, al cabo de los días, son varios kilómetros desviada de la meta.
Lo leí por primera vez en la misma época que La buena suerte, del que he hablado este mes, y creo que se complementan. El de Jackson va un paso más allá, aunque los dos parten de la base de trabajo, trabajo, trabajo.

Una frase del libro: Cada adversidad contiene dentro de sí la semilla de un beneficio igual o mayor.

La frase que me pensado para mí, con mis propias palabras: Si pongo toda mi energía en un proyecto que me interese, un proyecto más grande que la vida, lo puedo sacar adelante.

Revisar y reescribir mis objetivos para el año 2009-2010, revisar el plan de acción para conseguirlos, revisar también los pasos que he ido dando y premiándome con ello… Las revisiones, las supervisiones, son fundamentales. Revisar, ajustar, pulir, abrillantar…

Un abrazo. 

Virginia Castanedo

Creatividad, Arteterapia y Educación emocional 
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