Buenos días:


Hoy hablamos de despedidas (de manera teórica: el blog sigue su andadura), de adioses, de finales de ciclo, de rupturas y de comienzos, de puertas que se abren después de cerrar otras. De comienzos también, ya que son dos puntos del círculo vital, eternamente en movimiento, como las estaciones del año, en especial el otoño y el invierno.


Una vez más la Real Academia de la Lengua nos brinda el mapa léxico de «despedirse», mucho más extenso de lo que puede parecer en un principio. Copio las tres primeras acepciones (el resto, en el enlace), que brindan posibilidades creativas, sobre todo la segunda.

1. tr. Soltar, desprender, arrojar algo. Despedir el dardo, la lanza, la piedra.
2. tr. Difundir o esparcir. Despedir olor, rayos de luz.
3. tr. Apartar o arrojar de sí algo no material.

¿A qué podemos decir adiós?

A personas, a empleos, costumbres, creencias, arraigos, países, miradas, ciudades, casas…
Todo aquello que compone nuestra existencia y que se convierte en pasado cuando hay una despedida. Esto implica un proceso de maduración y de crecimiento, en muchas ocasiones acompañado de dolor, de nostalgia, de un deseo de aferrarnos a eso, aunque nos perjudique.
Si además el adiós es contra nuestra voluntad, podemos añadir mucha carga si seguimos mirándolo, enfocándolo, soñándolo y reviviéndolo. Negándonos a asumir que ha llegado a su fin, que es mejor darse la vuelta y buscar otro camino.
Si, en cambio, es un adiós deseado y liberador, nos acompañarán sentimientos de alegría y de liberación, un «por fin», un suspiro de alivio, una nueva liviandad en nuestra espalda.
 
A algunas personas las cuesta decir adiós y otras, en su extremo complementario, se despiden constantemente: no son capaces de establecer raíces, relaciones, sobrevuelan por la vida. Las cuestiones que tienen que aprender cada una son diferentes: las primeras, a desprenderse de lo que ya no les sirve o incluso les hace mal; las segundas, a amar a alguien o a algo.
 
 

Te invito, una vez más, a que vayas buscando en tu experiencia personal varios adioses: alguno que tú hayas pronunciado, otro que hayas tenido que escuchar, alguno que está pendiente en tu vida.

¿A qué podrías decir «adiós» y te daría alas?


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Un abrazo:

Virginia Castanedo


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