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Buenos días y bienhallada, bienhallado:

¿Qué tal estás? Espero que fenomenal.

Hoy vamos a reflexionar sobre el , sobre lo que implica aceptar. Al final, como siempre, unos ejercicios para que podáis practicar con vuestras vivencias.


(De fondo, la Sinfonía Núm. 5 de Tchaikowsky, siempre energetizante. Me he sentado delante del ordenador con cierta galbana y la música me está sirviendo para conectar con mi parte trabajadora y entusiasta. ) 

Qué es el «sí»

Como dice Rafael Echeverria, en su magnífico libro Ontología del lenguaje, decir «sí» es un acto lingüistico fundamental, que cambia el mundo cuando se pronuncia, siempre que tengamos el poder y la fuerza para llevar a cabo nuestro compromiso. 

Los «sí» falsos:

De nada vale decir: «sí, lo haré«, si según nos estamos dando la vuelta hemos olvidado lo que hemos dicho. Idéntica falta de validez si afirmamos sin tener la capacidad de llevar a cabo lo prometido («te bajaré la luna«, «te voy a ascender» sin tener el rango necesario, o «sí, allí estaré», y luego no presentarte. ).


También son sí falsos y sin fuerza si en nuestra decisión partimos del miedo a cómo se tomaría esa persona una negativa, o del qué dirán, o porque es lo que se espera de una.


De este modo, perdemos la confianza que genera nuestra palabra y nuestra persona. Dejarán de creernos, y además es posible que  formemos una imagen interna de falta de compromiso, lo que implica que nadie, ni siquiera nosotras mismas, podrá contar con nosotras.


Los sentimientos que lo acompañan pueden ser malestar, desgana, frustración, tristeza, rabia… una sensación corporal negativa. Esto nos indica que no es una decisión correcta.

El «sí» verdadero:



Al afirmar abrimos un nuevo mundo, un camino que elegimos desde la libertad y el compromiso. Nos responsabilizamos con algo, lo hacemos nuestro, lo aceptamos con todas las consecuencias.


Sí a un amor, a un proyecto, a una vocación, a un empleo, a un aprendizaje… son los síes con los que crecemos. Al tomar esa decisión sentimos paz interior, energía, un cambio más o menos sutil, como que la vida recobra de nuevo su sentido. 

¿Recuerdas la última vez que dijiste sí con toda tu alma? 
¿A qué dijiste que sí? 
¿Cómo te sentiste? 
¿Y mientras hacías lo necesario para que esa palabra se materializara?

Imagínate que eres la persona de la imagen: si eliges decir que sí a ir, por ejemplo, por el camino del centro, estás rechazando otras posibilidades (retroceder, los caminos de la izquierda y de la derecha, tirarte al agua y nadar, acampar allí…).

Tomar decisiones.

 
A la hora de decidir, es importante recordar otras situaciones vividas similares a la actual, según la mayor o menor trascendencia de la decisión. 
 
Y puedes también preguntarte:
¿Este sí me hace más libre, me conecta con mi mejor yo? 
¿Desde dónde estoy tomando la decisión, desde mi cabeza, desde mis entrañas…?
¿Cuál sería la decisión que  hace feliz, a mí y a todas las personas implicadas en la misma?
¿Aceptaré las consecuencias y las tareas derivadas, hasta completar el compromiso?
 

Ejercicios con el «sí»:

1. Tómate unos minutos para relajarte y entrar en contacto con tu interior.
Recuerda la última vez que dijiste que sí a algo o a alguien. ¿Qué pasó? ¿Qué consecuencias trajeron, tanto a ti como a los demás?
¿Cómo sueles decir que sí? ¿Desde el amor, desde la imposición? 
Recuerda aceptar lo que eres y lo que haces: se trata de aprender.
 
2. Deja que te venga a la cabeza el sí que supondría un cambio altamente positivo en tu vida, y que todavía no te has atrevido a dar. ¿En qué área te falta? ¿Qué supondría decirlo?
 
3. Te invito a que apuntes en una libreta durante una semana los síes y los noes que se plantean en el día a día. Todos: desde «¿quieres azúcar en el café?» hasta «¿Quieres casarte conmigo.». Posteriormente, fíjate qué es lo que predomina en tu vida. 
 
Espero que os sirva.
En próximas entradas, mi semana de termómetro del sí y del no, además la meditación, mapas mentales y aquello que queráis proponerme.
 

Un abrazo. 

Virginia Castanedo

Creatividad, Arteterapia y Educación emocional 
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