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Buenos días y bienhallada, bienhallado:

¿Qué tal en este comienzo de diciembre? Te deseo lo mejor.

En esta entrada vamos a complementar la del lunes, en la que hablamos sobre los pensamientos que nos llevan a amargarnos (abajo, el enlace directo).

Hablaremos de lo que puedes hacer para vivir más feliz. 

Hay una serie de actitudes con las que nos condenamos a una lucha y a un desasosiego constante: a continuación veremos algunas. ¿Identificas con cuál te reconoces? 



Utilizaremos la metáfora del caballero armado del dibujo: siempre dispuesto a atacar y a defenderse, luchando por su honor y sus valores hasta la muerte, desfacedor de entuertos y trifulcas.
Claro que, además, necesita ayuda de al menos una persona para colocarse la armadura (y para comer y beber), proceso que dura largo tiempo y una vez colocada, no se la quita ni para hacer sus necesidades, ya que entonces se encontraría desprotegido ante sus enemigos.



¿No hay algo de siglo XXI en esta actitud? Nos dirigimos al metro o al coche empujando y tratando de llegar los primeros; a veces en el trabajo, por ejemplo en un Expediente de Regulación de Empleo, tomamos a los compañeros y compañeras como enemigos a batir, nos enzarzamos con empleados de bancos y funcionarios en peleas que nosotros mismos empezamos; no nos fiamos de personas desconocidas por si acaso, etc. 


¿Te reconoces en alguna de estas actitudes, o en otras similares?

Propuestas de actitudes más en armonía con tu espíritu, para alcanzar la paz:

1.¿Te pones por encima de los demás? Bájate del caballo, a la altura de las personas. Adquiere humildad, y además, si llega el caso, la caída será menos dolorosa. Mira a los demás a los ojos.

2. ¿Estás a la defensiva en tu día a día? Imagina, por un momento, que te estás observando a ti mismo, cómo actúas, desde fuera. ¿Qué te dirías, viéndote actuar de ese modo? Pasa también a tratar de entender las razones por las que la otra persona hace lo que hace, desde el cariño.

3. Empieza a perdonarte a ti mismo/a y a los/as demás. Somos humanos, cometemos errores, de este modo aprendemos. ¿Qué has conseguido hasta ahora culpabilizando y con el rencor? ¿Eres acaso feliz? ¿Lo son los demás? 


4. Saca lo más grande de ti, tu mejor yo, aquello que te conecta con la evolución humana, lo que te hace sentir lleno de energía y de amor.


5. Comparte los momentos con las personas que te rodean: habla por teléfono con las personas que quieres, sobre todo si hace mucho tiempo que no contactas, acércate de manera amable a tus vecinos, sé generoso, da una parte de tu tiempo para ayudar…. ¿Qué más cosas se te ocurren?

La vida es un camino colectivo, de ti depende gran parte de tu felicidad.

En próximas entradas: ¿En qué utilizas tu energía? Escapes de energía emocional y recargas de esa misma energía,  más técnicas creativas y todo aquello que vaya surgiendo.


Un abrazo:
Virginia Castanedo

Creatividad, Arteterapia y Educación emocional 
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