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Dos imágenes del Bilbao horizontal. Tenía otra idea y he sacado muchísimas fotos, sin conseguir lo que soñaba… si lo consigo más adelante, os lo mostraré.
Una de las imágenes es el contacto entre una margen y otra de la ría, entre el Casco Viejo y el núcleo bilbaíno. Es una calle abierta sólo al transporte público, y tras edificios rocosos, de repente llego y se abre un espacio gigantesco, como una bóveda de nubes, con amplitud hacia todos los puntos cardinales, este y oeste acuáticos del cauce y el fenomenal descanso de la vista, que se descontrae y expande.
Ahora, cuando me siento agobiada en la ciudad, busco una plaza y miro al cielo.

Buenas tardes:

Por fin de vuelta. Estas semanas me encuentro devorada por el tiempo, agotada, hasta el punto de necesitar dormir más que comer. Tenía muchas ganas de volver al blog, que supone tiempo para mí. Mis disculpas por la falta de entradas.

He estado estas dos semanas con la Vista y ha sido apasionante. De hecho, los momentos que he anotado y que voy a reproducir aquí han sido los más vividos y vívidos, una bocanada de oxígeno. Espero que os gusten.

15:00 Los reflejos, la transparencia. Una luz se refleja sobre el cristal de la claraboya. Diferentes pulidos de los metales: como satinado en el ascensor, dorado en las tachuelas de la silla, mate en el metal pintado de negro.
Irene tiene los ojos azules con dibujos de flores y son cálidos.
Me pesan los ojos.
15:36 No puedo visualizar cuando estoy intranquila, es como si las imágenes mentales estuvieran barridas por un huracán, en movimiento y sin sustancia. Me tiemblan los párpados.
16:00 En el metro se cruzan las mirdas en primera persona y también se intercambian en los reflejos de las personas en el cristal, entre una imagen virtual y otra. Al final, por lo general los humanos van con las miradas hacia sí mismos, tal vez por no invadir ni dejar abierta ninguna puerta a su interior.
Me he sorprendido al reconocerme a mí misma en un espejo.

Otro día:
13:52 Me detengo ante las texturas vaporosas de un traje azul del Cirque du Soleil.
13:55 El cielo continúa gris, más claro. ´Hay más luz.
Tres obreros de rojo destacan sobre el gris general del suelo, de la iglesia del fondo y del cielo.

Siguiente día:
Sol en la ciudad. A mediodía noto la sombra de mis pestañas que matizan la luz potente sobre mis ojos. La ciudad parece de fiesta, más alegre.
13:15 La sutileza de un cabello que cae lento sobre mi regazo. Me relajo al identificarme con su ritmo. Bajo los árboles, la luz cae y se oculta por fragmentos de segundo.
Tres chicos jóvenes. Uno de ellos tiene las piernas más largas y por tanto el centro de gravedad más alto, él entero es más simétrico. Me gusta.

24 de abril:
13:32 Bajo la sombra de un árbol, mis ojos se relajan: fuera de este recinto hace sol y no me daña. Los matices de los cambios de luz y de sombra y de un día nublado o no se advierten en un lugar neblinoso como el País Vasco. La luz mediterránea es explosiva, los matices para pintar se aprenden en el norte.
13:41 Baja la luz del sol, es la claridad apagada de la tristeza nostálgica y con lluvia, ya que cada grado de luminosidad se acentúa con el corazón agradecido de un rayo de sol tamizado que se ha atrevido a traspasar la capa de nubes.
22:58 Luz transparente de una botella de vino que reverdece un vino blanco (que en realidad es amarillo).

Las conclusiones de la vista, otro día que espero cercano.

Un abrazo. 

Virginia Castanedo

Creatividad, Arteterapia y Educación emocional 
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