Buenos días:


Bienvenida al blog, Łędina. Y gracias a todas las personas que lo leéis día a día.


Hoy hablaremos sobre la urgencia, dentro de la gestión del tiempo, después de estas semanas de actividad laboral frenética y gozosa en las que he vivido. Como no he conseguido encontrar tiempo para leer o preparar un tema para el blog, he pensado remar a favor del flujo de mi existencia, racionalizarlo y crear una entrada de ello. Aquí está el resultado.

Vivir en lo urgente es vivir apagando incendios


como en cada jornada aparecen tantas cosas que requieren una respuesta inmediata, podemos pasar de resolución en resolución de cuestiones, y siempre habrá otra esperándonos. 

Causas de la urgencia:


1.No tener claros nuestros valores, lo que nos puede llevar a ser muy eficaces y resolutivos/as… realizando actividades que en realidad no tienen importancia para nosotros/as.

2. Una mala planificación.

3. Una época concreta, sobre todo cuando estás comenzando una nueva actividad, hasta que la asimilas y la haces costumbre.

4. La necesidad de estar constantemente en actividad (introyectos, perfeccionismo…), sumado a la melodía del ambiente actual, que premia la multitarea, ser eficientes, productivos/as, útiles.


5. Varias a la vez en diferentes proporciones. 
Veamos el dibujo realizado para el post: alguien se desplaza a velocidad supersónica por una pista especial. Nos adelanta, seguro (salvo que seas tú el que corre). Ahora bien, ¿Qué sucede si vemos la misma imagen a vista de pájaro?
En muchas ocasiones, ir despacio nos asegura que el camino en el que estamos es el correcto. Y nos permite, además, disfrutar del paisaje y estar abiertos/as a las posibilidades que surjan.

Si no tenemos claras las cosas prioritarias en nuestra vida, podemos encontrarnos dando vueltas a una pista de atletismo especialmente preparada para acoger a las personas ocupadas.
 

Para salir de ese circuito de velocidad y urgencia, necesitamos pararnos: detenernos a pensar qué hacemos, a sentir nuestro cuerpo y sus avisos, a discernir qué amamos y qué queremos hacer con nuestro tiempo y por ende con nuestra vida.

Si después de este análisis dices que lo que haces es exactamente lo que deseas, felicidades. 
Si no es así, ¿has pensado en tomarte un descanso para escucharte y descubrir cómo poder hacer lo que sí te importa? ¿Qué tal ahora?
 
 



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Un abrazo:

Virginia Castanedo


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