Buenos días:

Volvemos con la tercera y última entrada dedicada al enfado esta temporada, después de las anteriores: Desenfadarse (1ª parte) y Paso a paso para desenfadarse, confeccionada tras una petición de Nagore, una de nuestras más fieles lectoras, quien además toca el bajo en un grupo de jazz. ¡Gracias!

 

Nagore decía: «¿no es importante a veces enfadarse también? Más que nada para que no te tomen por el pito de un sereno. Porque a veces a mi me pasa y me enfado conmigo misma por no enfadarme y enseñar los dientes a tiempo.» 

Efectivamente, cuando reprimimos alguna emoción o limitamos su intensidad por miedo u otras causas 

espurias, estamos perdiendo una parte de la experiencia humana, de nuestra totalidad integrada. 

Las consecuencias de reprimir el enfado:

 

1. En el caso de la ira, bien utilizada (en su medida y contexto adecuado, como por ejemplo ante una injusticia) sirve para encendernos y motivarnos. Si renunciamos a ella por miedo a dañar a los/as demás o a ti mismo/a, en el camino corres el riesgo de dejarte la intensidad, el entusiasmo, la pasión.

 

Veamos la ilustración preparada para este post: he hecho los dos extremos, las polaridades de la Gestalt: desde la ira desatada con la que podemos llegar a ser King Kong hasta el extremo en el que aceptas sacrificarte por el daño que otros/as te han hecho a ti.
 
Si aprendemos, con ensayo, prueba y error o bien con ayuda de un/a profesional si la incidencia en tu vida es demasiado angustiosa, a manejar nuestras emociones, podremos calibrarlas y dosificarlas desde la paz y el amor.
 
2. Si no te enfadas, no marcas los límites y puedes verte expulsada de tu propia casa por tus huéspedes no deseados.
 
Ya hemos hablado en otras ocasiones de esto, como en «No defenderte no es lo mismo que estar indefenso/a«. Si hablas desde la asertividad, marcando el «no», con la fuerza interior que obtienes del enfado sano, te sentirás capaz de alejar a las personas que te perjudican, a salir de situaciones difíciles, a luchar por lo que amas.
 
 
Lo importante es tener el repertorio de todas las emociones para poder sacar la baza de cada momento… y volver al centro y al equilibrio. 

Entradas relacionadas:

La ira

Partes y funciones de las emociones.
Emociones sustitutivas que generan desequilibrio emocional.

– Personas autorrealizadas según Abraham Maslow:

La capacidad transformadora de la ira en un enlace excelente: espasmo de furia, facilitado por mi hermana Cristina, más sabia. Podéis leer una receta de berenjenas explicada de manera muy creativa y divertida.


Otras páginas y blogs que he leído y que quiero compartir: 

Cuentoterapia y Principia Marsupia, gracias a la que he descubierto al poeta Juan Gelman. 

 

Un abrazo:

Virginia Castanedo


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